martes, 8 de marzo de 2011

Paraná - Diamante


Al asomar las primeras luces y con música de fondo, ya estábamos listo para zarpar, los botes bien cargaditos y una ansiedad conjunta como hace tiempo no sentíamos. El día prometía lo mejor y después de varios saludos y despedidas nos largamos a recorrer los 50 km que separan estas dos ciudades.
Sin despertar a nadie y sin hacer mucha “bulla”, nos dejamos levar por la corriente y a disfrutar!!!.
Una cálida brisa nos acompañó, como dándonos un empujoncito, pasamos por “La Juanita”, Aldea Brasilera”, Paraje La virgen” y “Puerto Alvear”. Pasado el medio día, ya estábamos con hambre, así que una paradita a almorzar y a esperar a nuestro amigo “Rony” que vendría en camino. Como para la sobremesa ya lo teníamos entre nosotros y después de mucha charla y risotadas continuamos el viaje entrando en el riacho “Las arañas”. Pasamos por “Valle María” y al ratito ya estábamos en el club náutico de Diamante, Tomamos unos mates y nos despedimos hasta el otro día.
Como a las 16 hs ya estábamos armando las carpas en el PN pre-delta y tomando mates con nuestros amigos del Parque que nos estaban esperando.
Los mosquitos, amigo inseparable del kayakistas, no faltaron en ningún cm2 de nuestro cuerpo, por suerte a las horas ya no sentíamos nada (estarían utilizando los mismos agujeritos de los primeros?). Nos regalaron pan casero y con el bajo el brazo, emprendimos la carrera al parrillero a disfrutarlo con un rico vinito y unos brochetes gourmettes. Para la media noche estábamos durmiendo bajo un cielo estrellado como pocas veces se ven, el sonido de vida nocturna y una temperatura fresca nos terminó por dormir.
Al amanecer nos levantamos junto con los mosquitos, así que todo rápido, desarme, cargar, saludos, baño y al agua. Nos despedimos de los chicos de turno prometiendo un pronto regreso y remontamos el “Azotea” despacito nomás. Al salir al río grande encontramos a Rony con su chica, que nos venían a acompañar un tramo. “Vamos por la costa de enfrente…!!!” sugirió Rony, y ahí fuimos. El viento se incrementaba y con la correntada nos terminó por desmoralizar. Quedamos exhaustos para seguir el camino completo, así que después de despedirlos, remamos unos 10 km más y nos tiramos a almorzar con una buena siesta.
El viento no paraba, complicandonos el viaje, por lo que acudimos a la llamada salvadora. El transporte no se hiso esperar y en poco rato ya estaba en nuestra ubicación para transportarnos de regreso. Buen vieje muchachos, un bautismo suave pero rendidor jajajajaja.

No hay comentarios.:

Seguidores

Amigos del delta